Hoy puedes ser salvo

Cantabría

«HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAISO» Lucas 23:41-43

Crucificaron con Jesús dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda. Nos convenía que el » Amigo de publicanos y pecadores» fuera contado en su muerte con los transgresores para que tuviésemos un fortísimo consuelo los que hallándonos en la misma condición acudiéramos a Él en busca de redención y de vida. Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y aún en la cruz tuvo el gozo de salvar a uno de ellos. Pronto empezaron a cumplirse sus propias palabras: «Y yo, si fuera levantado de la tierra A TODOS atraeré a mi mismo».

¡Cuán grande es el poder atractivo de la Cruz! Los que confían en sus propios méritos y los cegados por el orgullo de su saber podrían mirarla con indiferencia y aún hacerla objeto de sus burlas; pero el alma que despierta de su pecado y reconoce su culpa halla en la cruz el remedio de todos sus males, la satisfacción de todos sus anhelos. Así ocurrió a uno de los malhechores que fueron crucificado con Jesús.

¿Por qué medio fue movido este hombre al arrepentimiento? ¿Sería la impresión producida en él por la paciencia, la magnanimidad y paz de Cristo? ¿Sería el testimonio dado acerca de Jesús por sus mismos enemigos? . . . El hecho es que al tocar Dios su corazón inundándolo con su gracia, su vida entera le resultó odiosa y dice al compañero:

«Nosotros a la verdad justamente padecemos porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos». Su fe es tan noble como su arrepentimiento. Cuando todos condenan a Jesús él proclama su inocencia; cuando todos consideran a Cristo como un impostor despreciable, él le reconoce como el verdadero Mesías, el legítimo Dios de Israel y exclama; «Acuérdate de mi Seńor cuando vengas en tu Reino». La respuesta del amor no se hizo esperar: «De cierto té digo que HOY estarás conmigo en el paraíso».

Admiremos el poder y la buena voluntad de Cristo para salvar. Nunca se vio un hombre en situación tan crítica como el ladrón en la cruz. Jamás contó el maligno con presa más segura y sin embargo de las puertas mismas del infierno sacó Jesús el primer trofeo de su victoria. En los momentos que agonizaba confería a un pecador LA VIDA ETERNA. ¿Quien puede desesperar en vista de esto? Por muchos que hayan sido nuestros pecados, «el que a mí viene no le echo fuera», dice El Salvador. Una mirada de Fe al Crucificado y nuestros deseos se verán cumplidos en mayor abundancia que nosotros mismos hubiéramos imaginado.

El futuro más o menos lejano «cuando vinieres» Jesús lo convierte en tiempo INMEDIATO: «Hoy» y «acuerdate de mi cuando vengas» Jesús lo convierte en la promesa segura de «de estar con él HOY».

¿Dónde se habla aquí del PURGATORIO? ¿No tendría este malhechor algún pecado que purgar? Muchos, ciertamente, pero Jesús ESTABA HACIENDO  la purgación de todos ellos (Hebreos 1:3). La sangre de Jesucristo nos limpia de TODO pecado.

Tal es la bienaventuranza de todos los que aceptan el ofrecimiento de salvación que se nos hace en el Evangelio. Más esta aceptación no debe dejarse para última hora. La Escritura nos habla de uno que fue salvo en el último instante para que nadie desespere; pero solamente nos habla de uno, para que nadie se descuide.

Al «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» corresponde este otro pasaje de la Palabra De Dios: «Si oyeres hoy su voz no endurezcáis vuestros corazones».

Facundo Busquier

Santa Biblia, vs Reina Valera

Published in: on -12002016-11-12T14:19:59-12:0030000000bSáb, 12 Nov 2016 14:19:59 -1200-12:00 23, 2008 at 11:59 pm11  Deja un comentario  

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