Paso 1—Yo he pecado
“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
El primer paso para llegar a ser hijo/a de Dios es reconocer lo que soy a los ojos de Dios y aceptar lo que El dice de mí.
En este versículo, Dios dice que cada una de nosotros ha pecado. Todo hemos dicho y he hecho cosas malas. El pecado es algo terrible. Nos lastima a nosotros y lastima a los demás. Pero lo peor del pecado es que lastima el corazón de Dios. ¿Sabe usted por qué lastima el corazón de Dios?
Porque él es santo, y porque nos ama mucho.
No podemos deshacer ni una cosa mala que hacemos o decimos. Tal vez quisiéramos regresar el tiempo y deshacer lo que hemos hecho. Eso es imposible. Pero sí podemos ser perdonados.
Dios puede perdonar todos sus pecados y hacerle Su hijo. Cualquier persona que se acerca a Jesús y confía en El como su Salvador será hecho hijo o hija de Dios. Jesús nunca echará fuera a ninguna persona que venga a El. Dijo: “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).
Paso 2—Dios me ama
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Como somos pecadores, necesitamos un Salvador. Este versículo nos dice que Dios ha dado a Su Hijo para ser nuestro Salvador. Eso significa que dio al Señor Jesús para morir en la cruz por nuestros pecados.
¿A quien se refiere Dios cuando dice que ama “al mundo”? Se refiere a todas las personas en el mundo. ¡Eso nos incluye a usted y a mí!
¿A quien se refiere Dios cuando dice “todo aquel”? Se refiere a cualquier persona. Usted puede poner su nombre en el versículo. ¿Por qué no lo hace ahora mismo?
Porque de tal manera amó Dios a—————-que ha dado a Su Hijo unigénito, para que—————-, creyendo en él, no se pierda más tenga vida eterna.
Ahora lea el versículo en voz alta con su nombre. Esas son buenas noticias ¿verdad?
¿Cuál es el regalo de Dios para usted? Su Hijo. Dios le amó tanto que dio a Su amado Hijo para ser su Salvador.
No tiene que pagar un regalo. No tiene que trabajar para ganarlo. Pero hay una cosa que debe hacer para que un regalo sea suyo—lo debe recibir. Si quiere que el Señor Jesús sea su Salvador, debe recibirlo.
Paso 3—Cristo murió por mí
“Mas Dios muestra su amor por nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Este versículo nos dice que a pesar de que somos pecadores, Dios nos ama y dio a Su Hijo para morir por nosotros. Dios no puede pasar por alto nuestros pecados o hacer de cuenta que no los ve. Dios debe castigar el pecado. Pero Dios permitió que Su Hijo, el Señor Jesús, tomara nuestro castigo. El permitió que Jesús muriera por nuestros pecados.
El Señor Jesús murió por los pecadores. El murió por usted y El murió por mí. Usted puede decir: “!Cristo murió por mí!”
El Señor Jesús no solo murió por nuestros pecados, sino que también resucitó de la muerte. ¡El es el Salvador viviente! El tiene todo poder en el cielo y en la tierra. El puede perdonar sus pecados y hacerlo a usted una hija de Dios.
Paso 4—Le recibo a El
El siguiente versículo nos dice cómo llegar a ser hijos de Dios. La Biblia dice:
“Mas a todos los que le recibieron (al Señor Jesús), a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).
Para llegar a ser hijo de Dios debo acercarme como pecador y recibir a Jesús como mi Salvador. Dios me ha dado al Señor Jesús como Salvador, pero yo lo debo recibir como mi propio Salvador.
Debe ser algo personal. No es sólo que “todos somos pecadores”, sino: “Yo soy pecador”. No es sólo que “Jesús murió por los pecadores”, sino: “Jesús murió por mis pecados”. No es solo que “Jesús es el Salvador, sino: “Recibo a Jesús como mí Salvador”. Cuando recibo al Señor Jesús como mi Salvador, llego a ser hija de Dios.
¿Cómo recibo al Señor Jesús como mi Salvador?
Usted recibe a Jesús como su Salvador al invitarlo a entrar en su corazón. Su corazón es como una casa con una puerta. El Señor Jesús dijo:
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él” (Apocalipsis 3:20).
Paso 5—Tengo vida eterna
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36).
Este versículo dice que si cree en el Señor Jesús, tiene vida eterna. Repita el versículo en voz alta ahora mismo: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna”.
Usted comprende esto, ¿verdad? Hemos hablado mucho de esto. ¿Está preparado/a para tomar su decisión?
¿Desea escoger el camino que lleva al cielo? Puede recibir a Jesús como su Salvador ahora mismo. Siempre estará feliz de haberlo hecho.
(Puesto que esto es sólo entre usted y el Señor Jesús, sería mejor que fuera a un lugar tranquilo donde puede estar a solas por unos minutos. Así que, ahora mismo, antes de leer la siguiente parte, busque ese lugar donde puede estar a solas con el Señor Jesús.)
Ahora está listo para hablar con el Señor Jesús. Aquí hay una oración que ayudarle:
“Señor Jesús, sé que soy pecador/a, y que he estado caminando por el camino equivocado. Pero creo que Tú eres el Hijo de Dios y que Tú moriste en la cruz por mis pecados. Gracias por amarme tanto. Por favor entra a mí corazón y límpiame de mis pecados. Te recibo como mi Salvador ahora mismo”.
¿Cómo puedo saber que soy salvo?
Cuando cree que Jesús murió por sus pecados, y lo recibe como su Salvador, es salvo. Dios perdona todos sus pecados y le hace Su hijo. Tiene vida eterna.
¿Cómo sabe que tiene vida eterna? Lo sabe porque Dios lo dice en Su Palabra. La Biblia dice:
“El que cree en el hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36).
¡Dios lo dijo!
¡Yo lo creo!
¡Estoy seguro!
Ser un hijo de Dios es lo más maravilloso en la vida, pero no siempre será fácil mientras estemos aquí en la tierra. El Señor Jesús nos dijo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
Tendremos muchos problemas y pruebas en el camino a nuestro hogar celestial. Pero no tenemos por qué tener miedo si Jesús está en nuestro corazón. El ha prometido: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos13:5).
Si ha recibido a Jesús como su Salvador, quisiera saberlo. Jesús dijo que al que le confesara delante de los hombres, él tambien le confesaría delante de su Padre que está en los cielos. Pero al le negare delante de los hombres, él tambien le negaría delante de su Padre. Por favor, confiese al Señor delante de todos mandando un comentario y dando su testimonio.
Si no está seguro si es salvo, vuelva a leer esta lección y pídale al Señor Jesús que le ayude a entender. Recuerde, recibir a Jesús es lo más importante en la vida.
Ref. ¨Fuentes de Luz” Madison, Ga. y Logos77