Ahora que hemos dejado claro que el Relativismo es irracional y se autorefuta, veamos de donde viene la verdadera Moral.
La pregunta es: ¿De donde viene la Moral? y ¿Por qué debemos obedecerla?
Para encontrar la fuente de la moral debemos buscar sus características. La moralidad consiste en normas de conducta y motivos, no descripciones de cómo es el mundo.
La moral consiste en mandamientos, no sugerencias.
La moral dice, “haz esto y no hagas aquello”, no “sería bueno que no hicieras esto y que hicieras aquello”.
La moralidad es universal en su alcance y se aplica a toda la gente, en todo lugar y en todo tiempo.
La moralidad es objetiva. El bien y el mal existen fuera de, y aparte de nuestras creencias.
La moralidad es autoritaria. Estamos obligados a obedecer sus mandamientos.
¿Qué clase de ser tiene estas características?
Mandamientos y normas de conducta son formas de comunicación que se intercambian entre mentes capaces de hacerlo.
Porque los valores morales son universales y transcienden a individuos, sociedades, y tiempo, la fuente deber ser universal y trascendente. Como son autoritarias, deben venir de una autoridad, y la autoridad solo puede venir de una persona.
Finalmente, esta persona debe tener el poder de imponer su moralidad sobre nosotros.
Esta persona también debe proveernos la habilidad de saber su voluntad por medio de la intuición.
Por eso, la moral viene de una persona que tiene el poder y la autoridad de imponer la moral en nosotros. Llamamos a esta persona, Dios.
Otra indicación del origen de la moralidad es lo que pasa cuando violamos las leyes morales. No solo tenemos la habilidad de ignorar nuestra intuición y hacer lo que sabemos que está mal, sino que lo hemos hecho muchas veces. El resultado es el sentimiento de culpabilidad.
A veces es obvio hacia quién nos sentimos culpables. Si hemos mentido, nos sentimos culpables hacia la persona que hemos engañado. En otras circunstancias, el objeto de nuestra culpabilidad no es tan obvio. Pero siempre nos sentimos culpables hacia personas, no hacia objetos.
Es razonable sugerir que las leyes morales vienen de un Legislador moral, y es a este Legislador a quién le debemos el poder del sentimiento de culpabilidad.
Si la ley moral es trascendente, universal y autoritaria, tambien debe serlo el Legislador. Si la moral contrae obligaciones, es a este Legislador a quien se las debemos. Si las leyes son prescritas, es el Legislador el que las prescribe.
Este Legislador es a quien llamamos Dios. Sin Dios, el sentimiento de culpabilidad es un estado pasajero de la mente al cual le falta sustancia y es finalmente una idea imaginaria.
¿De Donde Viene la Moral de Dios?
La moral de Dios no es arbitraria, no es solo su opinión. Las cosas no son buenas o malas porque Dios lo diga y ya está. Tampoco es porque Dios entiende la moral pero está fuera de Él. Esto haría que Dios mismo tuviera que someterse a esa ley. Entonces Él no sería soberano sobre su Creación. La fuente de la moralidad sería impersonal, lo que le restaría autoridad.
Hay una tercera posibilidad que es coherente y demuestra el objetivismo moral. Es la siguiente: El bien es el reflejo del carácter intrínseco de Dios. Sus preferencias son extensiones de su carácter, no una decisión arbitraria por su parte. Porque su carácter no cambia, la moral está fundada en el carácter y atributos de Dios y es una moral eterna para todos los pueblos, gente, y épocas.
Dios es perfecto y sus leyes son perfectas.
Salmo 19:7-11
7 La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma;
El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.
8 Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón;
El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.
9 El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre;
Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.
10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado;
Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.
11 Tu siervo es además amonestado con ellos;
En guardarlos hay grande galardon.
Ref. Guide to Christian Apologetics/Holman Quick Source
Biblia Reina Valera