
La noche anterior a su muerte Jesús sufrió la agonía de saber lo que le esperaba. Sabía que Judas lo iba a entregar a sus enemigos y que necesitaba orar a su Padre para que le diera el valor y las fuerzas para sobrellevar el horror de lo que le esperaba. Esta muerte iba a ser inigualable en la historia de la humanidad y mucho más inaguantable que la de cualquier otro haya sido crucificado. ¿Por qué?
Para Jesucristo esta muerte significaba algo de lo más angustioso porque conllevaba el sacrificio supremo. Le iba a costar TODO.
Para poder empezar a vislumbrar bien esto tenemos que tener entendimiento de la relación de Jesucristo con su Padre. Una vez Jesús dijo: «El Padre y yo uno somos» Juan 10.
La unión de Jesucristo con su Padre era total. Cuando Jesucristo fue clavado en la Cruz llegó un momento que además del horrible dolor físico que estaba experimentando, agravado por la dificultad de no poder respirar debido a la posición de un crucificado y el peso del cuerpo; de la espalda abierta en carne viva por los latigazos recibidos; La corona de espinas; los insultas de todos…
Jesucristo TUVO QUE SER ABANDONADO por su Padre además de por todos sus discípulos, porque todo el pecado del mundo recayó sobre él en ese momento y Dios Padre no puede estar en comunión con ningún pecado. Dios cargó ese TREMENDO PESO SOBRE JESUCRISTO porque necesitaba pagarlos en nuestro lugar para poder darnos oportunidad de salvación . Dios Padre siendo Santo no puede tener comunión con un pecador y en ese momento Jesús era el representante de toda la humanidad pecadora.
Ese fue el dolor más grande que Jesús experimentó en la Cruz, el tener que recibir todos esos pecados sobre su cuerpo algo totalmente ajeno a la naturaleza de Dios y de lo más insoportable para él. Y si todo esto no fuera poco, Jesucristo, cuando más lo necesitaba tuvo que separarse del Padre, el único que le quedaba.
Todo esto es bastante incomprensible para nosotros porque somos humanos y nos falta conocimiento de lo que es la divinidad. Pero lo que sí podemos vislumbrar es LA CLASE DE AMOR SUPREMO desconocido para nosotros que somos tan egocéntricos, que Dios Padre y Dios Hijo DEMOSTRARON AL MUNDO.
Por eso es que nuestra salvación le costó tanto a Dios que ahora el que decida desdeñarla, rechazarla, burlarse…nunca tendrá perdón si no se arrepiente antes de morir. Sus «buenas obras» no le servirán DE NADA. Es imposible ser salvo por nuestro méritos porque al lado De Dios somos gente de lo más sucia y miserable.
Por todo esto TUVO QUE VENIR JESUCRISTO A SALVARNOS, porque su sangre nos limpia de todo pecado sin lo cual nadie puede entrar en un lugar puro y Santo como es el cielo, la casa de Dios. Necesitamos nacer de nuevo y recibir una nueva naturaleza EN CRISTO, Juan 3.
Dios no acepta nuestras buenas obras porque ellas no borran nuestros pecados, siguen ahí.
2 Corintios 5:21
«Al que no conoció pecado POR NOSOTROS LO HIZO PECADO, para que nosotros fuésemos hechos JUSTICIA DE DIOS EN ÉL». En otras palabras, Jesucristo siendo Santo fue castigado por nuestro lugar para que nosotros, los que creamos esto de él y lo aceptemos seamos hechos tan justos como Jesús y de esa forma tener entrada al Reino de Dios. Pasamos entonces a ser hechos hijos De Dios por la fe en Jesucristo. El que no experimente esto NO ES HIJO DE DIOS?
¿Quieres ser salvo y saber que cuando mueras puedes ir directamente al cielo? Acepta este sacrificio supremo de Jesucristo. Ve a un lugar privado y silencioso, arrodíllate delante de Dios y en oración dile a Jesucristo que aceptas su regalo de salvación arrepintiéndote de tus pecados y reconociendo tu necesidad.
«Porque la paga del pecado es la muerte, más el REGALO De Dios es VIDA eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro» Romanos 6:23.
Santa Biblia, vs. Reina Valera