Verde que te quiero verde — la Explosión Cámbrica
9 julio 2009 — Algunos científicos han propuesto la idea de que unas simples plantas verdes pueden haber invadido la tierra antes de lo que se creía, y que esto puede haber ayudado a acelerar la aparición de los animales en la Explosión Cámbrica. «Las plantas eran sólo diminutos musgos y hepáticas, pero hubieran ejercido un profundo efecto sobre el planeta», decía New Scientist. «Transformaron en verde la tierra hasta entonces estéril, crearon los primeros suelos y bombearon oxígeno a la atmósfera, echando los fundamentos para que los animales evolucionasen en la explosión Cámbrica que se inició hace 542 millones de años.» Science Daily se unía al coro, diciendo que los científicos «creen que han encontrado el detonador para la explosión Cámbrica».
El musgo … ¡apareció! ¡Así de sencillo! — Así se pasa
por alto que la complejidad de la estructura de las
plantas, y de la misma función clorofílica, hacen
imposible su origen excepto como producto de un plan
plasmado deliberadamente por la sabiduría del Dios omnipotente.
Fotografía: KirinX
Los científicos son Paul Knauth (Universidad Estatal de Arizona) y Martin Kennedy (Universidad de California en Riverside). En su artículo en Nature,1 ni tan siquiera mencionan la explosión Cámbrica ni tampoco la evolución de los animales. Aquí tenemos la única referencia críptica a la misma:
Los datos isotópicos en contraste entre hace 850 millones de años y el Neoproterozoico sugieren que la expansión terrestre de las comunidades fotosintetizadoras precedieron a las significativas perturbaciones climáticas de las glaciaciones tardías del Precámbrico, y que fue seguida por un aumento del O2 (ref. 26) y por un cambio secular en la composición sedimentaria terrestre. El comienzo de una erosión terrestre significativa potenciada bióticamente hubiera aumentado el flujo de elementos nutrientes litófilos y de minerales de arcilla a los márgenes continentales. Esto hubiera aumentado la producción y la preservación por enterramiento de C orgánico hacia los valores actuales, y por consiguiente facilitó el aumento gradual del O2 atmosférico necesario para soportar los organismos multicelulares. La expansión terrestre de una biota terrestre simple y extendida indicada por los datos isotópicos podría haber sido así un paso crucial en la transición desde el mundo Precámbrico al del Fanerozoico.
La afirmación que hacen de que las plantas colonizaron la tierra antes de lo que se creía se basa totalmente en datos de isótopos en calizas —no en ningunos fósiles de plantas. En el mismo número de Nature,2 Eric Hand admitía que esta es una afirmación polémica. Al principio les daba el beneficio de la duda: «Según sugiere un nuevo estudio, una gruesa alfombra verde de vida fotosintética, de una magnitud como la que vemos ahora, explotó a través de la Tierra hace 850 millones de años —mucho antes de lo que se creía». De modo que no sólo no ofrece una solución para la Explosión Cámbrica de los animales, sino que añade una segunda explosión de plantas. Esto parece ser otro obstáculo para la teoría darwinista.
También atribuía a Knauth y Kennedy la conclusión de que «El verdeado de la Tierra antigua podría ser así indirectamente responsable de la repentina evolución, comenzando hace unos 600 millones de años, de animales respiradores mayores, con células hambrientas de oxígeno», pero luego reconoce que sólo hay indicios indirectos.
Hand recuerda a sus lectores que otros estudios contradicen la aparición de las plantas en época tan temprana. «El estudio contradice otras investigaciones que consideran los océanos, en lugar de la tierra, para justificar los mismos datos isotópicos.» Esta tesis también se enfrenta a la extendida posición del escenario «Tierra bola de nieve» que postula glaciares en los trópicos para la misma época en que Knauth y Kennedy dicen que las plantas estaban invadiendo la tierra. Y da una lista de otros problemas: (1) «no hay muchos datos de una vida vegetal extendida hasta hace alrededor de 400 millones de años, y (2) «para tener el efecto sobre el registro de carbonato que ellos ven, la antigua vida fotosintética tendría que haber estado funcionando a la escala en que lo hace hoy —una alfombra verde a escala mundial». ¿Dónde están los datos? Una alfombra así hubiera dejado su traza en el registro fósil —«algo para la posteridad», como dice Hand. Un paleobiólogo dijo que hubiera sido inevitable que las plantas dejasen sus trazas en las rocas.
A pesar de estos problemas, la prensa popular hizo resaltar la impresión de que Knauth y Kennedy habían solucionado el problema de la Explosión Cámbrica. Science Daily decía que el verdeado de la tierra «virtualmente estableció el trasfondo para la posterior explosión de vida mediante el desarrollo de un suelo primitivo que retenía carbono, que llevó a la acumulación de oxígeno y que permitió la evolución de formas superiores de vida». En este «mundo feliz» de oxígeno libre, Kanuth «explicaba» que «los animales primitivos hubieran estado encantados de respirar al extenderse a través del océano de este nuevo mundo». New Scientist observaba un par de problemas que significaban la proverbial «mosca en el perfume» para su idea, pero seguía dándole un sesgo favorable: «Transformaron en verde la Tierra hasta entonces estéril, crearon los primeros suelos y bombearon oxígeno a la atmósfera, echando las bases para la evolución de los animales en la Explosión Cámbrica que comenzó hace 542 millones de años».
Science Daily hace un par de comentarios que los historiadores y filósofos de la ciencia podrían querer analizar: «Un elemento clave de este escenario es no tanto lo que los investigadores vieron en los datos, sino lo que estaba ausente» (esto se refiere a un vacío en las gráficas de los datos de isótopos en la caliza que Knauth y Kennedy interpretaron como significativos del momento de la llegada de las plantas terrestres). El artículo también citaba estas palabras de Knauth: «Nuestro trabajo presenta una tesis alternativa simple de los miles de mediciones de isótopos de carbono que se habían aceptado como indicio de cataclismos geoquímicos en el océano». ¿Qué deben estar pensando de esta reinterpretación los científicos que realizaron estas mediciones?
1. L. Paul Knauth y Martin J. Kennedy, «The late Precambrian greening of the Earth», publicación en línea adelantada de Nature 8 julio 2009 | doi:10.1038/nature08213; Received 20 June 2008; Accepted 18 June 2009; Published online 8 July 2009.
2. Eric Hand, “When Earth greened over,” Nature, 460, 161 (2009), doi:10.1038/460161a, July 8, 2009.
Knauth dice: «Los isótopos están chillando que esto sucedió en el Neoproterozoico.» No. No es esto lo que están chillando. Lo que chillan es: «¡Basta de deducciones injustificadas!» Es injustificable decir que esto «virtualmente estableció el trasfondo para la posterior explosión de vida». ¿Qué clase de cuento chino es éste? Nos presentan a Doña Fortuna como una camarera que va anunciando: «¡Tenemos una ensalada de chiripa, y para primer plato azar con verduras! ¡Luego coma algo de carbono crudo condimentado con oxígeno, y se transformará en un trilobite!» El origen de las plantas y en particular de su actividad fotosintética es un problema irresoluble apelando al azar y a la ley natural, pero se recurre a tapar el problema bajo un manto de silencio. Véase La evolución de la fotosíntesis: Una teoría en crisis. y en general bajo la etiqueta fotosíntesis.
El proceso mediante el que el público ha recibido esta información en los medios populares es una descarada tergiversación de lo que el artículo original decía realmente (y lo que los datos daban en realidad). Sucede que dos científicos repletos de filosofía darwinista usaron unos datos indirectos, basados en vacíos, que iban en contra de miles de mediciones por parte de otros, y los estiraron mediante una larga serie de «quizás», «posiblementes» y «pudieras» para dar un escenario acerca de cuándo las plantas verdes colonizaron la tierra, todo ello basado en una relación incestuosa entre la teoría de la evolución y la geología evolutiva, que luego cocieron y sirvieron como un fundamento para explicar la Explosión Cámbrica. Una verdadera manipulación.
Esto es un cuento contado con abundancia de imaginación exenta de pruebas. Pero consideremos lo que los medios de comunicación, totalmente consagrados al materialismo, dicen sin ningún fundamento: que estos dos autores «han encontrado el detonador» para la repentina aparición de animales complejos; como si encontrar algunos ladrillos tirados por el suelo nos proporcionase la explicación de la existencia de un rascacielos. Aquí tenemos como se gasta el dinero público. Toda esta actividad propagandística fue financiada por la NASA y la Fundación Nacional de la Ciencia.
Los reporteros de New Scientist y de Science Daily aceptaron sin más todo lo que estos dos científicos dijeron, sin primero aplicar ningún criterio para ver si estaba fundamentado o no. Luego sencillamente repitieron maquinalmente lo que el comunicado de prensa de la Universidad Estatal de Arizona, en un ejercicio de autobombo, proclamaba para honrar a los suyos, y añadieron su propia salsa para hacer más asimilable el cuento. Como táctica de propaganda, tenemos una lección magistral. Pero la Explosión Cámbrica sigue en pie, como refutación de la tesis darwinista en particular, y del evolucionismo en general.
Fuente: Creation·Evolution Headlines – Greening the Cambrian Explosion 9/07/2009
Redacción: David Coppedge © 2009 Creation Safaris – www.creationsafaris.com
Traducción y adaptación: Santiago Escuain — © SEDIN 2009 – www.sedin.org
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Poco antes de morir a sus 100 años, el legendario paladín de la teoría de la evolución, Ernst Mayr, narraba algunas de las batallas evolucionistas que había luchado —contra otros evolucionistas. Léase el artículo Ernst Mayr cuenta las batallas evolutivas del siglo XX donde él describe la aceptación de la síntesis neodarwinista como una conquista en un campo de batalla.
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Publicado por Santiago Escuain para Boletín de SEDIN el 7/17/2009 12:15:00